Tradicionalmente, se considera a Hatha Yoga dentro de las ramas de yoga, junto a Jnana Yoga (del conocimiento), Bhakti Yoga (de la devoción), Karma Yoga (de la acción pura), etc.
Hatha Yoga, en los textos antiguos, se consideraba como la práctica de acciones de purificación y limpieza, o shatkarmas; hoy en día, se considera además la práctica de asana, pranayama, mudra y bandha. Cabe resaltar que Hatha Yoga es la rama que más se practica a nivel mundial.
El ejercicio físico como tal es necesario para el fortalecimiento del sistema músculo-esquelético y la preservación de una capacidad respiratoria óptima. La práctica de yoga, y específicamente de Hatha Yoga (y sus elementos), se diferencia del ejercicio físico porque no proporciona un nivel de estrés alto, al contrario, presenta una serie de técnicas que tienen por objetivo lograr armonía y balance entre el movimiento físico, la respiración y la atención mental. Si no hay una conexión entre estos tres elementos, no se está practicando yoga.
Hatha Yoga no debe entenderse como el suplemento de alguna práctica física o deportiva (salvo excepciones donde la actividad física de mayor intensidad esté contraindicada), pero sí llega a ser un gran complemento en la vida cotidiana que tiene como meta lograr una mayor sensación de bienestar integral.
Observemos la integración de yoga en nuestra vida cotidiana como un sistema unificador (cuerpo, mente, emoción), cuyo balance y armonización nos interrelaciona mejor con el medio que nos rodea (natural y sociocultural). Somos capaces de manifestar mejores reacciones ante los estímulos que recibimos; somos capaces de crear un ambiente interno más armónico.